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jueves, 28 de junio de 2007

JUGAR A UNO MISMO.

Stephy me invita a un jueguito consistente en desplegar una lista con ocho cosas sobre mi mismo ateniéndome a las siguientes premisas:
1. Cada jugador(a) comienza con un listado de ocho cosas sobre sí mismo.
2. Tiene que escribir en su blog esas ocho cosas, junto con las reglas del juego.
3. Seleccionar a ocho personas más para invitarles a jugar, y anotar sus blogs/nombres.
4. Dejar un comentario en sus blogs respectivos advirtiendoles de que han sido invitados a participar.

Por mi parte, no quisiera permanecer indiferente a tal proposición y recojo el testigo, aunque estoy seguro que sabrá entender que solo responda a la primera mitad de éste -para nada baladí- pasatiempo, dejando abierta la convocatoria a quien quiera dedicar un tiempo a practicar la introspección. Ahí va lo mio:
1.- Escribir me hace tener algo más de “asiento”.
2- Para poder crecer, he tenido que desprenderme de mas cosas que las que he tenido que aprender.
3.- El miedo me acompaña desde siempre como algo aprendido, pero se desvanece en cuanto me pongo en movimiento.
4.- La intensidad de “mi búsqueda” ha menguado para intentar disfrutar de la vida como venga.
5.- Las personas que me llegan son las que me hacen sentir tan grandes como ellas.
6.- Disfruto perdiéndome en los detalles de las cosas (el ladrido lejano de un perro, unos cordones desabrochados, el aroma que trae cualquier brisa, el mas leve contacto de alguien cercano, los ojos de una amiga...).
7.- Una serenidad compartida sería mi estado ideal.
8.- Me encantaría que tú -que estás leyendo-, dedicaras un tiempo a meditar sobre el momento en el que estás, que te mueve y cual es el papel que juegas en todo lo que te rodea.

martes, 19 de junio de 2007

VENTANA SUR (V).

El jolgorio de los pajaros mientras cenan lo invade todo.

jueves, 14 de junio de 2007

LECTURA INCONTINENTE.

No diría que mi relación con las librerías es constante pero sí relativamente habitual, lo que me ha llevado a adquirir ciertos comportamientos que se repiten como un ritual. Cuando entro en alguna suelo dar un par de vueltas por todas y cada una las estanterías. En la primera paseo por los estantes mientras leo los lomos de los libros que me llaman la atención, como se leen los carteles y letreros de la calle. En la segunda, giro la cabeza buscando el mejor ángulo para leer las letras pequeñas, cojo y ojeo algún libro, hojeo algún otro, leo índices, sinopsis, párrafos al azar, datos de la edición,… luego la lectura me hace recordar alguna referencia que me lleva a preguntar al librero por algún libro o alguna sugerencia. Pero hay algo que condiciona mi estancia en estos lugares: después de un rato entre letras siento la necesidad imperiosa de ir al WC. ¿Por qué?, trataré de explicarlo.
Lo que viene a continuación podría considerarse que pertenece a lo que se conoce como “intimidades” y no deja de producirme cierto pudor, pero no tanto como para no poder contarlo, por suerte uno ha ido dejando por el camino muchos de esos escrúpulos, prejuicios y pudores que en ocasiones nos atenazan lo mismo que el precinto de una botella de champán sin descorchar. Aunque no se si debería hacer ciertos símiles cuando se tratan temas que contienen un innegable componente escatológico, ya que el riesgo de perder la elegancia es mas que considerable.
Dice un chiste que alguien pregunta a un amigo:
- Oye, ¿tú lees cuando vas al W.C.?, a lo que el otro responde:
- No, yo cago de memoria.
Bueno pues, lo diré de ésta manera: siempre me he quejado de mi flaca memoria. Quiero decir que desde que tengo uso de razón -creo que quizá coincida con la época en la que aprendí a leer-, siempre me he hecho acompañar de algo de lectura en ese natural momento de atender las más íntimas necesidades fisiológicas. Cualquier cosa sirve: libros, revistas, prospectos de medicinas, promociones de supermercados, etiquetas de champú,… hasta el portátil en estos últimos tiempos, para lo que resulta utilísima la silla que ya forma parte del mobiliario del cuarto de baño. Ya de muchacho escuchaba la voz de mi madre dándome aviso de que “eso” no tenía que ser muy bueno. Tanto es así que cuando falta la lectura en tan delicado momento, no… es lo mismo.
Esta costumbre es precisamente lo que condiciona mis visitas a esos lugares donde el papel impreso es el protagonista, librerías, papelerías, bibliotecas,… Casi siempre tengo que salir con cierta premura para atender las mencionadas necesidades. Resulta un fastidio enfrascarse en algún párrafo interesante y “sentir la llamada de la selva” y no me atrevo ni a mencionar cuando el libro que te ha llamado la atención se encuentra en los estantes mas bajos y te obliga a agacharte.
Un problema.

lunes, 11 de junio de 2007

SAMSARA.

Vuelvo a casa después de entregarme durante algunos agitados días a la más disoluta vida de barras de tabernas y ferias; de asomarme a solemnes fiestas languidecidas por la costumbre y sumergirme en la más convencional de las desocupaciones. Vuelvo tras perderme en enardecidas músicas; tras abandonarme a deletéreos brebajes y humos; tras encontrarme en desordenadas conversaciones saturadas, deterioradas, tiranizadas por las pasiones.
Vuelvo a casa para apartarme durante algunos apacibles días a la vida contemplativa de reseñas cinéfilas y literarias; para esconderme en la individualidad vigorizada por la disciplina y la renuncia y navegar por las actividades mas naturales. Vuelvo para recuperar el silencio y la música sosegada; para ampararme en el agua y la respiración; para perderme en meditadas lecturas inspiradas en la serenidad y el equilibrio.
Partir renacido para amortecer lo pasado, llegar muerto para vivir lo venidero.



Escena: "Samsara" de Pan Nalin. 2003.

sábado, 2 de junio de 2007

BICHOS CON NOMBRE.

NACHO CANO & GERMÁN COPPINI - Pepito Grillo. (1986).
Después de una semana demoledora entro de vacaciones durante dos semanas. Pero como nada es perfecto, resulta que estoy enfermito -¡otra vez!-. Tengo la nariz congestionada y mi cabeza de nuevo vuelve a estar como con niebla. Creo además que a esto se ha sumado el cansancio o será quizá que la semana me haya dejado tan débil que he sido pasto de virus, microbios, pólenes o vete a saber que clase de bicho. Ayer me acosté temprano y hoy me he levantado tarde y parece que la sesión continua de sueño comienza a hacerme efecto. No se porqué ha empezado a sonar en mi cabeza esta canción que German Coppini hiciera con Nacho Cano cuando los efímeros “Golpes Bajos” acababan de separarse, pero el caso es que he pensado que sería buena cosa compartirla.
Ahora estoy tranquilo -aun con el fregadero lleno de platos y el piso que terréa-, viendo buen cine y bebiendo mucha agua, pero Pepito Grillo es lo que tiene, aparece cuando menos te lo esperas.

La estrellita que una noche divisé,
fue la que hizo verdadera la ilusión que yo soñé,
mis harapos en fino lino convirtió
y me impuso una tarea de un bellísimo valor.
Cuando te asalte la duda
o a punto estés de ceder a una tentación
llámame con un silbido, yo seré tu celador.

Pan con membrillo en tu cartera colegial,
lapiceros de colores y una goma de borrar.
Cabecita loca, solo pensando en jugar
con dudosa compañía, líbrete el cielo de todo mal.
Buscarte y quedar rendido,
soy la sombra que has perdido al comenzar a andar.
No sentirse el ser querido.
Mi mandato esta incumplido.

Que nos queda ya, este grillo abatido
no puede ahora cantar.
Que sepas que hay luz en el hogar,
que tu llamada ansío y poderte guardar.
Seguro que más de alguno habrá
que hable de este amorío en un tono vulgar.
No creas que pienso en renunciar
no todo esta perdido y volverte a ganar.

Malas lenguas quieren hacerme creer
que abandonado a unos brazos
poco exigentes con lo que des,
vives con boato saliendo en ecos de sociedad,
que nunca faltan viandas para tus bodas de Canaá.
Disfrutabas de lo prohibido,
eras pájaro cautivo gorjeando su libertad.
Todos los niños que me han mentido
la nariz se les ha crecido.

Que nos queda ya, este grillo abatido
no puede ahora cantar.
Que sepas que hay luz en el hogar
que tu llamada ansío y poderte guardar.
Seguro que más de alguno habrá
que hable de este amorío en un tono vulgar.
No creas que pienso en renunciar
no todo esta perdido y volverte a ganar.

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Para el que sabe ver todo es transitorio