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jueves, 29 de enero de 2009

VENTANA OESTE (XVI).

Abrimos ventanas para ver...

...y ser vistos.

domingo, 25 de enero de 2009

SINOPSIS.

“Lo que duele de un corazón roto es
no recordar como te sentías antes.
Hay que recordarlo, sino no se encontraría jamás…
…serías un lastre para el mundo”.
“Cassie Ainsworth” personaje de “Skins”.

Cualquier fin de semana bastaba para disfrutar del mundo, pero poco después habría de necesitar toda la vida para reconciliarse con él.
“Ella le esperaba en la escalera y antes de que pisara el último peldaño, le dejaba uno de sus besos en la boca. Salvadas la distancia y otras lejanías que les separaban, podían por fin fundirse en un abrazo y arrullarse entre “holas” a la luz de sus sonrisas”. La reducida habitación del pisito de turno que habrían de ocupar durante un par de días, mutaba hasta ofrecer lo mejor de su hechura: el colchón en el suelo, la media luz de un flexo, el olor del suavizante en unos calcetines a rayas, del gel en su piel, del incienso en el aire teñido con la música de Waits. La plancha, la cámara fotográfica, el lapicero atestado de colores, el exquisito trato de la ropa en sus manos, las cosquillas que le hacía su pelo en la nariz, el café vespertino con el “cigarrito de después”, la ducha compartida,… Las cosas sencillas se fueron desvaneciendo mientras todo parecía complicarse en cualquier intento por recuperarlas.

lunes, 19 de enero de 2009

REPÚBLICA BANANERA.

Trabajo en pueblos pequeñitos. De cuando en vez -como hoy-, me desplazo a la capital para asistir a reuniones de “coordinación”, teóricamente tan necesarias y que en la práctica, sirven poco más que para evidenciar todo lo que de republica bananera tiene la administración.
Resignándose a responder a “los de más arriba” y coincideiendo en lo mal que funcionan “otros”, se debate sobre como llevar los cambios que mejoren las vidas de los que algunos solo conocen en papel, y todo sin apartarse un milímetro de la idea que cada uno tiene de los resultados -que deben parecerse obviamente a la música que cada uno toca-. Luego palmaditas en la espalda y un “es lo que tenemos”… los tiempos que corren, supongo.
Así, llego a casa y, mientras caliento la ración de potaje de habas secas que descongelé esta mañana, me tomo un “vasico vino” y busco en mi discoteca “Liberation Music Orchestra”, disco de 1969 del bajista Charlie Haden.
La fanfarria lo inunda todo.

martes, 13 de enero de 2009

LA SIESTA.

Dormir, libera,… repara.
¿Cuantas veces oiría en mi infancia que había que respetar el momento de la siesta? -como ahora lo oye mi sobrino cuando remolonamente se marcha a la calle después de comer-, y es que, ya sea invierno o verano, siempre hay un buen momento para desconectar del mundanal ruido. Y qué mejor que durmiendo.
Dicen que el cuerpo es sabio y desde un tiempo a esta parte, el mío me pide que preste atención al descanso. Vuelvo a recuperar la sana costumbre de la siesta aún teniendo que lidiar con la inoportuna llamada de gente que vete tú a saber que quieren -bueno si, venderme algo-, o la impertinente moto que estrepitosamente pasa por la calle.

Escena: "El río" de Jean Renoir. 1950.

viernes, 9 de enero de 2009

DEVANEO. Diecinueve.

Cada vez es más frecuete atender esta necesidad mía de apartarme
del mundo para poder continuar en él.

lunes, 5 de enero de 2009

EL MISMO HORROR, LA MISMA FAUNA.

Desde que el mundo es mundo, -no digo desde que empezamos a reinventarlo-, existen claras constantes que definen la “condición humana”, rasgos que, aún permaneciendo durante toda nuestra vida en estado de permanente latencia, son inseparables a cualquier espécimen nacido de mujer. No siempre son plato de buen gusto y desde que el mundo es mundo, -desde que estamos reinterpretándolo, quiero decir ahora-, nos servimos de manifestaciones artísticas para maquillar las pasiones de nuestra esperpéntica existencia y así, ya sea a través de la mitología, de los clásicos literarios o la lírica de tradición oral, podemos seguir espantándonos de lo que es inherente a nuestra naturaleza.
Sirvan nuestras “New year resolutions” para mantener dormido el animal que somos, aun en detrimento del disfrute de todo lo que duerme con él.

ANDARAJE - "BlancaFlor Y Filomena".

Está la pobre viuda
entre el amor y la guerra
con sus dos hijas queridas,
Blancaflor y Filomena.
Pasa por allí Tranquilo,
se enamora de una de ellas.
– ¿Quiere usted que yo me case
con su hija Filomena?
– Cásate con Blancaflor
que es mayor y te respeta.
Se casó con Blancaflor
no olvidando a Filomena.
Pasó por allí Tranquilo.
– ¿Qué haces por estas tierras?
¿Cómo queda Blancaflor?
– Blancaflor ha «quedao» buena,
«embarazá» de seis meses,
que eso es lo que usted desea,
pero me ha encargado mucho
que me lleve a Filomena,
para a la hora de su parto
tenerla en su cabecera.
La visten de azul y blanco
que parecía una estrella.
El se sube en el caballo
y ella se subió en la yegua.
– Adiós, madre de mi alma,
tú, mi madre, me destierras.
– No te destierro, hija mía,
que tu cuñado te lleva.

A la salida del pueblo
se puso a remenecerla.
– Estate quieto, Tranquilo,
que el demonio a ti te tienta.
– Que me tiente o no me tiente
quiero gozar tu belleza.
La ha bajado del caballo,
hizo lo que quiso de ella,
y para que no gritase
le ha despuntado la lengua.
A los gritos que ella daba
un pastorcito se acerca.
– ¿Qué te pasa, niña hermosa,
qué te pasa Filomena?
A señas o como pudo
papel y pluma pidió,
y con sangre de su lengua
una carta allí escribió.
– Echa esta carta al correo
que la reciba mi madre,
que se entere de la afrenta
que ha cometido el infame.
– Toma criada este niño
y guísalo en la caldera,
«pa» cuando venga Tranquilo
que se lo pongan de cena.
Está cenando Tranquilo.
– ¡Ay, qué buena está esta cena!
– Más dulces son los abrazos
de mi hermana Filomena.

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Para el que sabe ver todo es transitorio