REBELDÍA VS. REVOLUCIÓN.
La verdadera revolución radica en el triunfo del deseo.
Raymond Queneau.
JOAQUÍN SABINA- Dónde dijeron digo decid Diego. 1978.
Nos enseñaron a tener paciencia
nos enseñaron a no andar descalzos
nos enseñaron a morir de viejos
nos enseñaron a vivir a plazos
nos enseñaron a guardar silencio
nos enseñaron a temer la noche
nos enseñaron que el placer es malo
nos enseñaron a crecer a golpes
nos prohibieron las cosas más hermosas
ir al campo a robar brevas
bañarnos en el verano con las mozas en la alberca
y crecimos enfermizos faltos de aire y de besos
llena la piel de preguntas que contestaba el silencio
pero apareció la vida cuando moríamos de sed
era una fuente su cuerpo que invitaba a los sedientos
a beber, a beber.
probamos la dulzura de la carne
supimos que aún estábamos a tiempo
nos hartamos de besos, de manzanas,
declaramos la guerra al sufrimiento
nos quitamos la vieja piel a tiras
renegamos de todo lo sabido
prometimos pecar a manos llenas
nos hicimos más tiernos y más niños
ahora, cada día tiene su fruto
cada noche su secreto
y el tiempo es una mentira
que han inventado los viejos
al arrancarnos las vendas
que nos negaban el cuerpo
descubrimos el presente
que es lo único que tenemos
y cantaremos la vida y no abriremos la puerta
a la muerte mientras dentro del cuerpo quede una gota
de deseo, de deseo.
4 comentarios:
No pretendas que las cosas ocurran como tu quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz.
Epicteto de Frigia (50-135) Filósofo grecolatino.
¡Oh!... grácias, anónimo.
Vuestros viejos, mortal criatura, solo son niños de menguadas facultades y deseo intacto... precisamente ellos, que quieren y no pueden, que más quisieran que poder querer, pudiendo...
El deseo solo es una fontana , un pozo sin cubo, hacer el camino de la Virgen sin llegar nunca, aspirar a saciar la sed y el hambre... lo triste del deseo es que contempla su fin en sí mismo, es peor vivir ahíto que anhelando, lo bonito es la búsqueda, escudriñar en nuestro futuro con mil apetitos voraces, curiosidades insaciables y un millón de caminos por explorar.
Mortal de brillico en sabadetes improbables, te exhorto a que desees, no la vida despues de la vida, sino tener todas las vidas en esta.
Firmado, un tragaldabas como otro cualquiera.
Me parece que no puedo estar de acuerdo con Epicteto, al menos en esta máxima, sí con Edmundo. Una buena dosis de anhelo en nuestras vidas es indudable que las mejora, es más, cuando las cosas se producen como no queremos que se produzcan, sencillamente nos salva pese a correr el riesgo de que "lleguemos a amar nuestro deseo, y no al objeto de ese deseo." (Nietzsche)
Un abrazo.
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