VIAJE INTERIOR. (Nudo 1)
Aterrado, infausto quedo.
-Ansío luz en mis ojos-.
La densa espera cruje
para sojuzgar mi alma ciega
y verter un pérfido destello .
Surjo frente a mi mismo
vapóreo, denunciante,
mostrándome el camino
velado por mi propia sustancia.
No soy yo, pero me reconozco.
Imagen: "Dante y Virgilio en el Infierno" de Pedro Alcántara Quijano Montero. 1912.
2 comentarios:
El infierno, en el bolsillo, la cartera, la mesa, en un beso o una palabra...
Infiernos de andar por casa, de quita y pon, de colar por una rendija...
Hay infiernos por teléfono, de feria en feria, cuando se cierra los ojos, insistentes y recurrentes, en la oscuridad y en el patio de la escuela.
Existe un infierno en el amor, y en el aburrimiento, en lo que se agarra y lo que se escurre, en el pasado y el futuro, en lo que se dice y hace y en lo que no.
Los nueve círculos infernales, se multiplican cada día y llenan barrios enteros de ángeles de la muerte, en Londres, Trípoli, N.Y... y las calaveras andantes se pasean por Somalia exahustas o salen de Wall Street orondas y podridas.
El infierno tiene ventanillas abiertas 24 h. en los callejones de medio mundo y en muchas de nuestras casas donde los mortales cumplimos cadena perpetua a la espera de tiempos peores... no debiste abrir la puerta del infierno tan alegremente, porque luego es muy difícil cerrarla, y menos cuando se aproxima el invierno y allí se está tan calentito...
¡Ah,... cotidiano y manifiesto infierno!
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