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jueves, 17 de diciembre de 2009

DULCE DAÑO, ALIVIO AMARGO.

"Quería tan sólo intentar vivir lo que tendía
a brotar espontáneamente de mí.
¿Por qué había de serme tan difícil?"
Hermann Hesse en "Demian".

Hace más de 90 años, Alfonsina publicaba en su segundo libro este poema bajo el título de "Dulce Daño". Resultó ser uno de los grupitos de versos que más gustan recitarse de ella.

¿Qué diría?

¿Qué diría la gente, recortada y vacía,
Si en un día fortuito, por ultra fantasía,
Me tiñera el cabello de plateado y violeta,
usara peplo griego, cambiara la peineta
por cintillo de flores: miosotis o jazmines,
cantara por las calles al compás de violines,
o dijera mis versos recorriendo las plazas,
libertado mi gusto de vulgares mordazas?

¿Irían a mirarme cubriendo las aceras?
¿Me quemarían como quemaron hechiceras?
¿Campanas tocarían para llamar a misa?

En verdad que pensarlo me da un poco de risa.


Imagen: Fotograma de "Vivre Sa Vie" (Vivir su Vida) de Jean-Luc Godard. 1962.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

AZUL Y NEGRO.

ABBEY LINCOLN - Hey, Lordy mama. 1995.

Abbey Lincoln (v), Rodney Kendrick (p), Charlie Haden (b), Victor Lewis (d),
Lucky Peterson, Michel Bowie (g).


Hey lordy mama,
Eh muchacha engreída,
I heard you wasn’t feeling’ good.
he oído que no te encuentras bien.
They’re spreadin’ dirty rumors
Difunden sucios rumores
All around the neighborhood
por todo el vecindario,
They say you’re mean and evil
dicen que eres dura y malvada
And don’t know what to do.
y no sabes que hacer.
That’s the reason that he’s gone
Esa es la razón por la que se ha ido
and left you black and blue.
y te ha dejado amoratada.
Hey lordy mama, tell me what you gonna do now.
Eh, dime que vas a hacer ahora.

They say he’s left you all alone
Dicen que te ha dejado sola
To weather this old storm
para superar esta vieja tormenta
He’s got another woman now
Tiene otra mujer ahora
Hangin’ on his arm
prendida a su brazo.
That old fool’s tellin’ everybody
ese viejo loco esta diciéndoselo a todos,
He’s sick and tired of you,
está enfermo y cansado de ti.
Hey lordy lordy mama,
Eh muchacha engreída,
What you gonna do.
Que vas a hacer.
Hey lordy mama, Tell me what you gonna do.
Eh si, Dime que vas a hacer.


They say you love to fuss and fight
Dicen que amas el escándalo y la riña,
And bring a good man down,
que hundes a cualquier buen hombre
And don’t know how to treat him.
y no sabes como tratarlo.
They say you ain’t behind him
Dicen que no vas tras él
and just don’t understand,
y no le comprendes,
And think that you’re a woman
yo creo que eres una mujer
But actin’ like a man.
que se comporta como un hombre.
Hey lordy mama,
muchacha engreida,
What you gonna do now.
Dime que vas a hacer ahora.

Get your nerves together, baby,
Sosiega tus nervios, cariño.
And set the record straight
y aclara las cosas
Set it straight,
aclaralas,
Let the whole round world know,
Que se sepa todo ahora,
It wasn’t you,
no eras tú,
That cause his bitter fate
la causa de su amargo destino,
All these years you loved him
todos estos años lo amaste
And he knows it’s true
y él sabe que es verdad
’cause what you’re wantin’
for your man,
Porque estás esperando a tu hombre
Is what he’s wantin’, too
acaso él está esperando también.
Hey yeah, tell me what you gonna do now.
Eh, dime que vas ha hacer ahora.

When you love a man enough
Cuando amas
tanto a un hombre
You’re bound to disagree
estás destinada a discutir
’cause ain’t nobody perfect
porque nadie es perfecto,
’cause ain’t nobody free,
porque nadie es libre,
Hey lordy mama, tell me what you gonna do.
Eh muchacha engreída, dime que vas a hacer.
What you gonna do.
Que vas a hacer

domingo, 29 de noviembre de 2009

DEVANEO. Veintiseis.

El agua moja mi pelo, para luego escurrirse sin prisa por entre mi piel. En cada lugar nuevo que descubre, despierta un escalofrío que ahogo con un suspiro. Todavía lleno de ella, me siento junto a la ventana para ver la lluvia caer afuera.

jueves, 26 de noviembre de 2009

EX LIBRIS.

Cuando conocí a Marina el primer día que entré en la casa, no podía imaginar lo intensos que serían los días que habrían de venir junto a ella, días saturados de innumerables tareas que daban poca tregua para serenarse, siquiera un ratito.
Habíamos de esperar a que llegara la noche para poder disfrutar del descanso y permitirnos el simple lujo de charlar, mientras nos tomábamos a sorbitos alguna reconfortante infusión. En principio y debido a la inercia de la actividad de la jornada, no hablábamos de otra cosa que no fueran los niños, haciendo balance y planes de todo cuanto les concernía, pero con el tiempo, la intensidad con que vivíamos nuestras faenas diarias, se hizo también presente en aquellos noctámbulos acercamientos y de a poco, mientras advertíamos que en aquel periplo sólo nos teníamos el uno al otro, fuimos conociéndonos a través de nuestras trasnochadas conversaciones.
Poco tiempo pasó para percatarnos de cuanto nos gustaba y necesitábamos nuestra cercanía, así que, poco tiempo pasó hasta que llegaron las manifestaciones de afecto: las cortesías, los cumplidos, los guiños, los mimos,… los abrazos. El tiempo con mi compañera en aquella casa, queda en mi corazón como el año de los abrazos, cualquier encuentro era un abrazo, cualquier momento era bueno para regalarnos alguno, nos buscábamos para abrazarnos, ideábamos pretextos que acabaran en un abrazo,… llegarían los días en los que los abrazos no terminarían en si mismos.
Antes de que aquello terminara me regaló un libro que buscó hasta que lo encontró y que desde entonces, ha sido algo recurrente en mi vida, un libro prestado y no devuelto, buscado para ser regalado y regalado sin ser esperado, un libro que vuelve una y otra vez para hacerme revivir aquel tiempo: "El Libro de los Abrazos" de Eduardo Galeano.


Imagen: “Abrazo (Jazmines)” de Natividad Jiménez.

viernes, 20 de noviembre de 2009

VENTANA SUR (XIX).

Más tarde o más temprano, para bien o para mal, sale el sol.

martes, 27 de octubre de 2009

NATURALEZA HUMANA.

Entre todas las exigencias y concesiones que nos podemos infringir, habita soterrada nuestra naturalidad, ese lugar común donde todavía es posible el encuentro con cualquier otra alma, -amén de la nuestra-.

VAN MORRISON - "Sweet thing". 1968.
Imagen: Frida Kahlo en 1931.

lunes, 19 de octubre de 2009

UN SUSPIRO.

Mientras buscamos la fórmula para vivirla de la manera más rentable, va y se nos pasa. Si, a ver, la vida es un suspiro.

miércoles, 7 de octubre de 2009

MODELOS PARA ARMAR.

Aprender no es algo que salga de balde,… cuesta, quiero decir. Y es que, por aquello de nacer ineludiblemente solos y profusamente ignorantes, estamos condenados a aprender de nuestros semejantes mas aventajados -o no tanto-, a sobrevivir en este proceloso mundo de argucias, desafíos y contiendas y eso, claro está, tiene su coste. Sería poco menos que un suicido ignorar nuestra condición de “animal social”, obviar nuestra necesidad primaria de crear y mantener sanas y provechosas relaciones con nuestros iguales, de quienes, a fin de cuentas, nos nutrimos física, espiritual y afectivamente.
Adquirir las habilidades para manejarse medianamente en situaciones que implican relacionarse con los demás, es algo que puede aprenderse con un sencillo entrenamiento, incluso convertirse en una persona capaz y competente puede resultar viable, pero comportarse concientemente de manera adaptada y preservar la propia identidad, -sin acabar a años-luz de la naturaleza de uno mismo-, es harina de otro costal. Sencillamente porque no todo el mundo está dispuesto a pagar el precio que conlleva el aprendizaje.

Imagen: Acuarela de Henry Darger destinada a ilustrar su libro "La Historia de las Vivians, en lo que se conoce como los Reinos de lo Irreal, sobre la Guerra-Tormenta Glandeco-Angeliniana causada por la Rebelión de los Niños Esclavos". Escrito durante sus últimos 40 años.
Escena: “Gran Torino” de Clint Eastwood, 2008.

viernes, 2 de octubre de 2009

CUALQUIER COSA PRIMERO.

Cuando todo se apelotona alrededor, se resiente la capacidad para discriminar lo que nos afecta de lo que verdaderamente somos y es cuando sólo acertamos a ser un gesto, una sentencia, una canción.

NICK DRAKE - One Of These Things First. 1970.


I could have been a sailor, could have been a cook,
Podría haber sido un marino, podría haber sido un cocinero,
a real live lover, could have been a book.
un amante de carne y hueso, podría haber sido un libro.
I could have been a signpost, could have been a clock,
Podría haber sido una señal de tráfico, podría haber sido un reloj,
As simple as a kettle, steady as a rock.
Tan simple como un cazo, firme como una roca.
I could be here and now,
Podría estar aquí y ahora,
I would be..., I should be... But how?
yo estaría..., debería estar..., Pero ¿cómo?
I could have been one of these things first.
Podría haber sido una de estas cosas primero.
I could have been one of these things first.
Podría haber sido una de estas cosas primero.

I could have been your pillar, could have been your door
Podría haber sido tu sostén, podría haber sido tu resquicio
I could have stayed beside you, could have stayed for more.
Podría haberme quedado a tu lado, podría haberme quedado aún más.
Could have been your statue, could have been your friend,
Podría haber sido tu modelo, podría haber sido tu amigo,
a whole long lifetime could have been the end.
toda una larga vida, podría haber sido el final.
I could be yours so true
Podría ser tuyo francamente
I would be, I should be through and through.
Me gustaría ser, debería ser hasta los tuétanos.
I could have been one of these things first.
Podría haber sido una de estas cosas primero.
I could have been one of these things first.
Podría haber sido una de estas cosas primero.

I could have been a whistle, could have been a flute
Podría haber sido un silbato, podría haber sido una flauta
a real live giver, could have been a boot.
un “conseguidor” de carne y hueso, podría haber sido un puntapié.
I could have been a signpost, could have been a clock,
Podría haber sido una señal de tráfico, haber sido un reloj,
As simple as a kettle, steady as a rock.
Tan simple como un cazo, firme como una roca.
I could be even here
Podría estar incluso aquí
I would be, I should be so near
Estaría, debería estar muy cerca.
I could have been one of these things first.
Podría haber sido una de estas cosas primero.
I could have been one of these things first.
Podría haber sido una de estas cosas primero.

lunes, 28 de septiembre de 2009

VENTANA SUR (XVIII).

...y una vez dentro, asomarse a la ventana.

viernes, 18 de septiembre de 2009

DEVANEO. Veinticinco.

Sopla el viento para airear las raíces y mover las alas.

domingo, 13 de septiembre de 2009

TODO ESTÁ EN LOS CORAZONES.

"...Yo he visto crecer las flores
en la crin de los caballos
y mirlos y gorriones
en los ojos de los gatos.
Todo está en los corazones,
solamente hay que buscarlo...".
"Un polico de naranja", Carlos Cano. 1996.
"...and I've seen what I need
and that is enough.
To want more would be greed.
I've seen what i was
and I know what I'll be.
I've seen it all, there is no more to see...".
"I´ve seen it all", Björk. 2000.


A los cuatros vientos, en la tarde anochecida,
cómo todo está unido entre sí, proclama el vate,
-lo viejo y lo reciente, lo propio, lo lejano,
lo escondido y conocido, visible o invisible-.
Cientos de nóveles murciélagos curiosos
se dibujan por entre la blanca luna plateada,
alborotando la ilusionada paz de la memoria.
Miembros sin manada, canícula enardecida.

A través del viaje que me trajo hasta aquí,
vi la verdad al amparo de un sólo gesto
y aplaudir cada vano intento de penetrarla
con encrespados discursos de cien mil palabras;
vi prender la ira en los susurros encendidos
y apaciguarla con la humedad de un beso.
La inmensidad del universo en unos ojos,
la lejanía de nosotros mismos en su reflejo.

Escena: “Blade Runner” de Ridley Scott, 1982.

viernes, 4 de septiembre de 2009

CANCIÓN DE SEPTIEMBRE.

Ha tenido que llover para que vuelvan algunas de las sensaciones de los septiembres de otrora, compartir la intensidad de la magia de un ratito, disfrutando por ejemplo, de la escucha relajada del disco que alguien elige al azar de entre tu discoteca y que resulta ser la banda sonora ideal para esa tarde.
Lo que se puede escuchar más abajo es el standard “September song”, compuesto por Kurt Weill y Maxwell Anderson, en tres versiones distintas.
La primera es la versión que aparece en el disco al que acabo de hacer referencia y está interpretada por Sarah Vaughan. Resulta una delicia poder escuchar la voz de esta grande del jazz junto a la seductora trompeta de Clifford Brown, -justo dos años antes de que éste acabara sus días en un accidente de tráfico a la edad de 25 años-. La segunda, instrumental, la firma el saxofonista Art Pepper -curiosamente, tres años antes de morir de una hemorragia cerebral tras una vida marcada por el consumo de drogas-. La tercera versión de este sugerente tema la escuchamos de mano de James Brown, el “señor dinamita”, una curiosa adaptación que seguro llena el aire del funk más explosivo, sin necesidad de hacer referencia a su biografia.
A disfrutar, si se sabe, se quiere o se puede.

SARAH VAUGHAN - "September song". 1954.

Sarah Vaughan (v), Clifford Brown (t), Herbie Mann (fl), Paul Quinichette (ts), Jimmy Jones (p), Joe Benjamin (b), Roy Haynes (d). Ernie Wilkins (arr. & cond.).

Oh, it's a long, long while from May to December
Hay un largo, largo camino de mayo a diciembre
but the days grow short when you reach September.
pero los días se hacen cortos cuando llegas a septiembre.
When the autumn weather turns the leaves to flame
Cuando el tiempo de otoño torna doradas las hojas
one hasn't got time for the waiting game
no hay tiempo para entretenerse en la espera.

Oh, the days dwindle down to a precious few
Oh, los días se quedarán en muy pocos
september, november
septiembre, noviembre
and these few precious days I'll spend with you.
y estos pocos días los pasaré contigo.
These precious days I'll spend with you.
Estos pocos días los pasaré contigo.

ART PEPPER - "September song". 1979.
Art Pepper (as); Tommy Flanagan (p); Red Mitchell (b); Billy Higgins (d).

JAMES BROWN - "September song". 1969.

James Brown (v), Maceo Parker (ts), Ernie Watts (as), Jim Mulidore (bs), Jack Arnold (per), Pete Christlieb, Buddy Collette, Joe Romano (s), Al Aarons, John Audino, Chuck Findley, Tom Porello (t), Jimmy Cleveland, Nick DiMaio, Kenny Shroyer, Bill Tole (trmb), Bill Pitman, Louis Shelton (g), Frank Vincent (p), Ray Brown (b), Louis Bellson (d).

miércoles, 26 de agosto de 2009

CURSILLOS DE NATACIÓN.

Desde mi infancia obra en mi poder un diploma que me acredita como “Carpa”, esto es, que en lo tocante a mi habilidad para desenvolverme en el agua, se me considera capacitado para zambullirme y flotar adecuadamente. Nada más lejos de la realidad, ya que si existiera la categoría “Pez de plomo” yo sería uno de sus más cabales representantes.
Mi amigo Miguel se apuntó para “aprender a nadar” justo el verano en el que el par de años que le llevaba empezaba a manifestarse con el desconcertante achichonamiento de mis tetillas y la aparición de una grotesca pelusa en mi bigote. Su insistencia para que lo acompañara -y la de mi madre, siempre pendiente de que no me perdiera ninguna de las oportunidades que ella pudiera considerar fundamentales-, fue tanta que no me quedó más remedio que asistir al condenado último cursillo de natación de aquel verano.
Desde el primer día en aquel sarao supe que nunca llegaría a sentirme “como pez en el agua”, los niños que serían nuestros compañeros apenas tenían la edad de Miguel y los muy cabritos, a fuerza de haber estado todo el verano dándole que te pego al trampolín, se movían en el agua como si verdaderamente hubieran nacido en ella.
Comenzábamos las sesiones haciendo calentamientos de brazos y piernas, haciéndolos girar de todas las suertes posibles -hasta que no podíamos aguantar el dolor-, luego, ya sudorosos, nos duchábamos -con un agua tan gélida que casi siempre acababa por dolerme la cabeza-, para después prolongar el martirio en alguna de las dos piscinas de las que disponíamos.
Baldomero, el monitor, era un muchachote que siempre andaba presto a enseñar a flotar al grupo de críos de turno y su palmito al grupo de gachís que pululara por allí en ese instante, por lo que la mayoría de las veces los nenes pasaban la mayor parte del tiempo correteando de aquí para allá o haciendo el indio en la piscina chica, dándose ahogadillas los unos a los otros, practicando la versión más salvaje del balonvolea o tirándose de la manera mas peligrosa posible por la parte más honda, hasta que Baldomero llamaba al orden o decidía que era hora de meterse en la piscina grande -la que cubría-, para practicar la zambullida, mover las piernas apoyados en el borde o hacerse “un ancho” con ayuda de un flotador.
No hubo día que no temiera el momento de meterme en alguna de las dos piscinas. En la chica porque nunca faltó el imbécil que tratara de ahogarte “a las primeras de cambio” y en la grande, porque me aterraba la idea de que, sin hacer pie, pudieran hacerme lo mismo que hacían en la chica. Durante los días que durara el cursillo sufriría uno de los mayores suplicios de mi vida. Cuando llegaba el momento de meternos en la piscina chica, mientras que todos corrían como locos para zambullirse estrepitosamente, yo me hacía el remolón para encontrar el sitio mas despejado del borde, allí me sentaba y cuando las circunstancias acompañaban -cuando no había nadie empujándome o esperándome en el agua, quiero decir-, me metía de a poquito y trataba de disfrutar a mi manera de aquel hervidero. Cuando tocaba la grande, me las ingeniaba para bajar al agua a hurtadillas por las escaleras, siempre procuraba pasar desapercibido entre los chapoteos de aquella excitada horda, que como podía mantenía a raya y por supuesto, nunca me ofrecía voluntario para practicar ejercicios nuevos.
Pero pasó que un día, Baldomero se dio cuenta de mis evasivos ademanes y pasó que quiso que adelantara todo lo que ya no podía adelantar en un solo día. Cuando me llamó a su lado, cerca de la piscina grande, me temblaban las piernas. Conociendo mi miedo al agua, trató de que lo superara a golpe de zambullida y me propuso saltar al agua con él, asegurándome que estaría a mi lado para ayudarme a asir el borde. Me pidió que confiara y confié, así que contamos hasta tres,… uno, dos y… ¡Choof!,… salté solo.
A medida que caía veía como se quedaba atrás quién iba a ayudarme a encontrar el apoyo que seguramente necesitaría allá abajo y sentí verdadero pánico. Conforme me hundía, a través del oscilante balanceo del agua, observé como Baldomero saltaba tras de mí y apenas sentí su contacto, me aferré a él como una lapa para asegurarme de no volver a perderlo. Peleamos, peleamos y peleamos, hasta que pudo zafarse de mí como si Sigourney Weaver se zafara del mismisimo “octavo pasajero”.
- ¡Nunca te cojas a mí así!,… -gritaba-… ¡es que ¿quieres que nos ahoguemos los dos?! -me reprochaba mientras tratábamos de recobrar el resuello-.

Quizá esa fuera la semilla para que más tarde pudiera entender que cuando uno se hunde y más necesita de alguien, nunca debe arrastrarlo consigo.

jueves, 20 de agosto de 2009

VENTANA SUR (XVII).

Volar, despreocuparse del vértigo de vivir.

lunes, 17 de agosto de 2009

REGALOS.

A lo largo de todos estos años -no necesariamente en fechas como hoy-, he recibido algún que otro regalo -no se si pocos o muchos-, gestos que han llenado de luz mis convalecencias, han puesto color a mis recuerdos y según que momento, han despertado mi ánimo, arrancándome una sonrisa de los labios o haciéndome sentir el inmenso poder, casi divino, de saberse considerado, apreciado o querido.
Desde luego hay días que uno no sabe que hacer con su misantropía.

lunes, 10 de agosto de 2009

LLUEVE, AHÍ DENTRO.

El simple roce de la vida eleva la temperatura de nuestras pasiones.
Expuestos a la continúa fricción que mantenemos con todo lo que ansiamos o abominamos, con lo que defendemos o atacamos; lo que creemos o recelamos; con lo que esperanzamos, lo que tememos o ignoramos; lo que nos ata, nos irrita o nos confunde, es fácil sentir esa recurrente quemazón que es el sufrimiento.
Pero pasa que a veces llueve y la molesta ardentía de nuestras pasiones nos da un respiro. Basta parar, escuchar, mirar, ver y atender lo que toca y a quién toca y hacer lo que corresponda, sentir el fresco de la mañana o de la tarde, compartir el coche, la mesa o la cama,… descubrir que la vida te regala una flor.
No cabe duda, hay veces que, ante los cristales, llueve.

THE WHO - "Imagine a man". 1975.

Imagine a man
Imagina a un hombre,
not a child of any revolt,
no un niño de alguna revolución,
but a plain man tied up in life.
sino un simple hombre atado a la vida.

Imagine the sand,
Imagina el albero,
running out as he struts,
acabándose a medida que él se pavonea
parading and fading, ignoring his wife.
desfilando, debilitándose, ignorando a su esposa.

Imagine a road
Imagina una carretera
so long looking backwards
tan larga que al mirar atrás
you can't see where it really began.
no puedas saber donde realmente empezó.

Imagine a load
Imagina una carga
so large and so smooth,
tan grande y tan llevadera,
that against it a man is an ant.
que un hombre a su lado es una hormiga.

Then you will see the end.
Entonces verás el final.

You will see the end.
Verás el final.


Imagine events
Imagina los sucesos
that occur everyday
que ocurren a diario
like a shooting or raping or a simple act of deceit,
como un tiroteo, una violacion o una simple mentira.

Imagine a fence
Imagina una cerca
around you as high as prevention,
a tu alrededor tan alta como preventiva,
casting shadows, you can't see your feet.
proyectando sombras, que no puedas ver tus pies.

Imagine a girl
Imagina una chica
with long, flowing hair
con el pelo largo, suelto
and the body of chalky perfection and truth
y el cuerpo de verdad y perfección inmaculada.

Imagine a past
Imagina un pasado
where you wish you had lived,
donde lamentes haber vivido,
full of heroes and villains and fools.
plagado de locos, de heroes y villanos.

And you will see the end. Y verás el final
You will see the end. Verás el final.
Oh yeah. Oh, sí.

Imagine a man,
Imagina un hombre,
not a child of any revolt
no un niño de alguna revolución,
but a man of today feeling new.
sino un hombre de hoy sintiéndose nuevo.

Imagine a soul
Imagina un alma
so old it it is broken
tan vieja y deshecha,
and you know your invention is you.
y a ti sabiendo que eres lo que inventas.

And you will see the end. Y verás el final
You will see the end. Verás el final.
Oh yeah. Oh, sí.
Escena: “El Camino de los Ingleses” de Antonio Banderas, 2006.

domingo, 9 de agosto de 2009

DEVANEO. Veinticuatro.

Sonrío sólo con imaginarme oir la señal del teléfono,...
suena para caer en la cuenta de que llevo días sonriendo.

martes, 4 de agosto de 2009

LA AVENTURA DE VIVIR.

Durante el verano previo al conato de convertirme en músico, fueron muchas las tardes en las que clandestinamente disfruté de la lectura propia de mi edad o sencillamente de toda la que a esa edad me seducía, -“Astérix y Obélix”, “Las aventuras de Tintín”, los mundos maravillosos de “Alicia”, Julio Verne o Michael Ende,… “El libro Guinness de los Records”, :P... en fin…-, pero sobre todo, Tintín.
En aquellos días, mi hermana ejercitaba su solfeo en la planta de arriba de la biblioteca, mientras que yo, tratando siempre de evitar la encerrona que más tarde llegaría, me colaba en la planta baja sin que ella lo supiera, para dar rienda suelta a mis lecturas favoritas. Cada tarde la seguía en la distancia para poder entrar de manera subrepticia en el edificio, justo después de que ella lo hiciera y luego salir del mismo modo, antes de que ella se marchara.
Resultaba una verdadera aventura acechar a mi hermana, imaginando que "por arte de birlibirloque", era alguno de aquellos espías que aparecían en las historias que cada tarde devoraba. Los jardines eran selvas donde acechaban infinidad de peligros y en cualquier callejón se cernía la amenaza de la fatal emboscada que tendería ese ficticio enemigo, facilmente reconocible en las caras nuevas que me salían al paso…
Mi abstracción al vivir lo que imaginaba era tal que más de una vez me ruboricé o se me erizó el vello al sentirme descubierto. Ahora todavía sigo sorprendiéndome de lo mucho que tiene de aventura el simple hecho de vivir.

miércoles, 29 de julio de 2009

¡PAJARITOS A VOLAR!

…y ahora que todo y yo, que somos todo,
parecemos estar en nuestro sitio
-porque ciertamente todo siempre está bien donde está-,
la cubierta se cubre de advenedizas escamas
que insinúan que esta calma chicha
no puede formar parte de ningún buen augurio.
Cuando un corro de abubillas danzan frenéticas en la proa,
y mi ilusión clama confiada en este yermo piélago,
ajena al prometedor norte marcado
por cualquier bienintencionada estrella
o a la estela de achacosos propósitos
que retorciéndose desaparecerán por la popa,
levo anclas y bogo hacia lo que todavía no soy.

CARLOS CANO - "La estrella perdida". 1983.
Cuando sientas que todo se fue,
que la estrella su rumbo perdió,
que el espejo no sabe de ti,
que el amigo tu nombre olvidó
y te digan que ya no hay razón
ni belleza por la que morir,
que ese tiempo pasó, que eres ya
un extraño en tu propio país,
las cenizas de un mundo vencido
cubren los caminos que no han de volver
y aquel sueño tiempo será un día,
la estrella perdida, la imposible luz
y otro fuego por dentro arderá...

¡Hala, que la luz de la mañana
azules pone las ramas!,
¡Pajaritos a volar!
¡Hala, Abrid que la vida llama,
que le están saliendo alas
que no las derrite el sol!

Tú que buscas otra realidad.
Tú que sientes la fuerza interior,
imagina, sueña ese lugar
donde sea posible el amor.
La utopía abrirá las fronteras
que al mundo separan de la inmensidad,
donde el fresa vence las tinieblas,
florecerá el canto de un pájaro azul,
y la vida más vida será...

Si este mundo ha de cambiar
yo no me pongo a llorar
que vienen tiempos mejores,
porque quien mira p'atrás
como una estatua de sal
acaba por los rincones.

lunes, 20 de julio de 2009

SALIR POR PETENERAS.

A veces, salgo por peteneras y acabo diciendo lo que pienso, lo que puede hacer que alguien pueda "salir por peteneras".

CARMEN LINARES - "Quisiera yo renegar" (Petenera). 1996.

Quisiera yo renegar
de este mundo por entero
volver de nuevo a habitar,
por ver si en un mundo nuevo
encontraba más verdad.

Ni aun durmiendo puedo tener
tranquilo mi pensamiento
porque yo tengo un continuo padecer,
que esta pasando mi cuerpo
por cumplir con su deber

sábado, 18 de julio de 2009

VENTANA SUR (XVI).

... poder seguir vislumbrando el color entre los grises.

martes, 14 de julio de 2009

HUMO QUE NO HAS DE FUMAR...



He vuelto a dejar el tabaco, una vuelta de tuerca más en esta relación de amor-odio que mantengo con él desde hace casi cinco lustros, -tiempo en el que lo he abandonado mil veces, para mas tarde reconciliarme otras tantas de nuevo-. No diré que “de esta agua no beberé” más, pero de momento, después de más de tres semanas y sintiendo ya los beneficios físicos que supone despedirse de mi deletéreo amigo, estoy encantado de mi nueva condición de ex fumador.
Pero,… ¿Cuál fue el primer paso para haber llegado hasta aquí?
La historia comienza un frío otoño de mi ya lejana infancia, cuando apenas contaba con unos nueve o diez años, un par más que mi amiguete Miguel. El plan era fácil: sisaríamos a nuestros abnegados padres alguno de sus “Celtas” -en mi caso- o “Ducados” -en el suyo-, irnos a algún solitario solar del barrio e iniciarnos en la seductora afición del “fumeteo”. Hacía pocos días que, en una de nuestras exploraciones a la barriada, la casualidad quiso que encontráramos un chisquero todavía en buen uso y bueno, aparte de encender alguna que otra candela en los susodichos solares, supongo que quisimos sacarle el máximo partido.
Como no existe el crimen perfecto, siempre sujeto a cualquier repentina contingencia, la tarde que elegimos para nuestra ingenua conspiración se maleó tanto, que en un santiamén cayeron chuzos de punta. Pero, aún sin poder salir a la calle, decidimos seguir adelante con el plan, conviniendo que ningún escondrijo era suficientemente seguro para ocultar hasta el día siguiente los pitillos que tan diligentemente habíamos birlado esa misma mañana. Antes del almuerzo ya lo habíamos decidido: Miguel vendría a jugar a casa y una vez allí -ya veríamos como-, perpetraríamos el delito. Obviamente tampoco se nos ocurrió que, si difícil era ocultar unos cigarrillos, más lo sería que pudieran pasar desapercibidos dos niños fumando dentro de casa.
Nos las ingeniamos para acabar en el trastero con la firme intención de consumar nuestro subrepticio plan. Sin pretenderlo, impregnamos aquel trance con un ceremonioso halo de misterio, como en cualquier buen rito de iniciación que se precie. Después de hacer un breve inventario del material que necesitábamos, -a saber, un par de cigarrillos y un mechero-, supimos que había llegado la hora de la verdad. Era consciente de la trasgresión que significaba dar aquel paso, pero también del miedo que me causaba darlo, miedo que se unió al frío en mis temblorosas manos para hacerme titubear al colocarme el cigarrillo entre los labios, despertando así la sonrisa cómplice de mi amigo. Obnubilado por el calorcillo que sentí en la cara al prender el cigarro y la extraña sensación -mitad deleite, mitad mareo-. que me producía inhalar aquel humillo dulzón, percibí ese trascendental momento como algo sublimemente mágico. Fue cuando reparé en como mi cuerpo experimentaba la excitación que conlleva lo prohibido a través de la notable erección con la que me estaba agasajando, -puede que fuera ahí, precisamente ahí, donde quedé enganchado al tabaco- pero fue ahí, precisamente ahí, cuando mi hermano, que toda la tarde había estado pendiente de nuestro tejemaneje, apareció de sopetón.
- ¡¡Ottia!!,.. ¡te la has cargao, nene!... -amenazó al percatarse de lo que ocurría- …¡¡Mamaaa,… a ver el neneee!!... ¡Corre!,… ¡Ven! -gritó impaciente, con la urgencia de que mi madre pudiera pillarme todavía in fraganti-.
Mi madre, alarmada, sin saber que iba a encontrarse, cruzó el patio a toda prisa. Creo que al verme tan asustado, palmariamente trempado y mareado -efecto del par de caladas que pude dar al pito, antes de arrojarlo detrás de un saco de picón, justo cuando mi hermano hizo acto de presencia-, le costó hacerse una correcta composición del lugar:
-Pero... ¿qué hacéis? -concluyó entre abatida y atónita-
A Miguel lo mandaron a casa con la amenaza de que su padre sabría de sus escarceos con el tabaco, mientras yo sufría durante toda la tarde el suplicio de la regañina de mi madre y el escarnio de mis hermanos.
Tuve que retrasar hasta los quince años mi iniciación al tabaco.

miércoles, 8 de julio de 2009

LA MEZQUINDAD. (Falso poema).

1987.
“…Qué difícil es quedarse quieto, indiferente,
mientras todo entorno hace ruido.
En esta época de locos nos faltaban
los idiotas del horror.
He oído los disparos en una vía del centro.
Cuánta estúpida gallina, se pelea para nada…”
Bandera blanca”, Franco Battiato.
2008.
“…Puede ser que mañana esconda mi voz
por hacerlo a mi manera.
¡Hay tanto idiota ahí fuera!
Puede ser que haga de la rabia mi flor
y con ella mi bandera.
¡Sálvese quien pueda!...”
Sálvese quien pueda”, Vetusta Morla.









La mezquindad,
-esa alevosa y desconsiderada manera de ver la vida
desde el prisma del ansia y la avaricia-, existe.
Basta detenerse delante del ruido para ver
la impertinente veleidad de la inmadurez,
la pérfida cicatería de la manipulación,
la irrespetuosa procacidad de la ignorancia,
la hipócrita alevosía del egocentrismo,
el ridículo -a la par que aterrador- victivismo de la dejadez,
la infamia de la codicia.
Los que atesoran, los que escatiman,
los que se apropian de lo que no les pertenece,
los que tanto desean, quizá merezcan que les den.


Escena: “Ghost World” de Terry Zwigoff, 2001.

martes, 30 de junio de 2009

OLVIDO.

De todo cuanto no digo
nacen espinas,
incómodas -cuando lo muevo-,
crueles -cuando lo niego-,
terribles -cuando lo olvido-.

Mas de lo que no escribo,
brotan semillas,
vacuos engendros de lo nuevo,
grana falta de riego
destinada al olvido.

Aun mártires del descuido,
igual germinan,
inseminadas con el placebo
de ese sutil sosiego
que nos otorga el olvido.

viernes, 26 de junio de 2009

HASTA LA LOCURA Y MÁS ALLÁ.

“Dejarse llevar” no deja de ser esa concesión que hacemos a las circunstancias que nos rodean para, en el mejor de los casos, tomar medida de lo que somos y en el peor de ellos, vivir la angustia de sentirse a la deriva. Y así, a la deriva, redescubrimos las lindes de nuestro empuje, de nuestro aguante, nuestras debilidades y fortalezas, mientras damos -conscientes o no-, una oportunidad al conocimiento -si no al propio, al menos al ajeno-.
Durante mi tercer año de instituto, mientras que en clase trataba de captar el mágico semblante de Monse en un formato A3, ella en los pasillos me invitaba a escuchar la música de “Psychedelic Furs”, “The Church”, “Echo & the Bunnymen” o “Carmina Burana”.

CARMINA BURANA - "El Telar de la Locura". 1985.

La Historia sigue adelante, pese a que alguien trata de cambiar el pasado
para crear un nuevo presente sin pensar en el futuro.
Un papel de fumar entre mis manos lucha por enrollarse sobre sí mismo,
la gente pugna en la calle por algo que jamás conseguirá,
mientras otros gritan desde las alturas, fingiendo luchar por algo
que no tiene oposición válida posible.

La estructura del poder convierte a los gobernados
en esclavos de su propia locura.
Alguien salió a pescar al mar abierto,
pero el gran océano no quería que nadie comiera de sus frutos
,
así que llamó a su aliado el viento que organizó las maniobras
para que rayos y agua cayeran sobre el pescador
y pudiera ser engullido por ese dragón que era el mar,
razón tenía Nietzsche al darle el nombre de Deber.

Pero el espíritu al fin podrá ser libre,
si es que siquiera puede ser.
Tomando una caña en la barra de un bar
el filósofo piensa si es realmente necesaria su presencia
en la clandestinidad de unas ideas no proclamables.
Piensa que es incluso inútil y ésa es
una buena razón para proclamarlas.
Y grita y se deja oír y es oído e incluso unos pocos le escuchan
y le siguen y caminan con él y derriban y se extienden y creen,
y actúan y triunfan y consiguen que el filósofo
se encierre en un oscuro bar a beber una cerveza en copón de oro.
Pero vuelve a pensar y entre sus manos se deshace el copón
y se inclina sobre la barra y llora, llora.

Luego se levanta, grita y convierte las mismas ideas en nuevos discursos,
iguales a aquellos que una vez lanzara a quien quisiera escucharlos.
Aunque un momento no se pueda describir con movimientos,
aunque un ciego nunca pueda conocer el color ni aun con ayuda,
nada hay realmente imposible para la gran mandíbula de acero.
Podrá decir con gestos a un sordo lo que significa un instante,
podrá contar a quien no pueda verlo cómo es el arco iris.
Y si no lo consigue lo dará por hecho
y el sordo y el ciego deberán asentir
a lo que el dragón brillante diga.
Pero alguien intentará pensar entonces en el futuro
y quizás pueda acabar con el dragón
porque la Historia no puede detenerse,
debe seguir su camino con o sin compañeros de viaje.

Imagen: "La Nave de los locos" de El Bosco. Hacia 1504.

jueves, 11 de junio de 2009

DEVANEO. Veintitrés.

La primavera pasada, germinaban las irreconocibles semillas que durante más de una década permanecieron infamemente olvidadas. Hoy son una planta -fuerte, verde, viva,...-, que con delicada insolencia destaca del resto.
Espero humildemente que me deje ver sus flores.

domingo, 7 de junio de 2009

BANDUENDO.

“Aprendimos a mirar
con la duda entre los dedos y a tientas.
Descubrimos que al final
las palabras que no existen nos pueden salvar”.
Rey Sol” de Vetusta Morla.

Existe una palabra, “balduendo” o “banduendo” -no recogida por la RAE-, que en jerga venatoria significa “cimarrón” o lo que es lo mismo, un animal que fue doméstico y que anda suelto y sin amo. Aunque la palabreja también puede atribuirse al género humano, -con connotaciones más o menos despectivas según quien la emplee-, en estos pagos se usa para referirse a todo individuo (persona o animal) que deambula, que vaga, que camina perdido, sin saber a donde ir, sin rumbo fijo y de un lado a otro.
La cuestión es ver si “ir, andar, estar,… banduendo” es síntoma de no saber/tener que hacer, a donde ir, a quien seguir o simplemente es reflejo de la poca o mucha resistencia que ejercemos para dar o no respuesta a las continuas presiones externas que nos condicionan.




Escenas: “Cimarrón” de Wesley Ruggles, 1931 y “La ley de la calle” de Francis Ford Coppola, 1983.

jueves, 4 de junio de 2009

VENTANA OESTE (XVII).

En la tarde, un lugar donde descansar.

martes, 2 de junio de 2009

AYER OPORTUNIDAD, HOY DESEO.

Parece propio de la condición humana valorar en demasía todo lo que la vida nos pone al paso. Confundimos todo aquello a lo que solo podemos llegar por intuición con las ideas preconcebidas que hemos creado para intentar entenderlo.
Cuanto ansiamos ver, se manifiesta en el momento que queremos verlo, -sin que tenga que requerir demasiado esfuerzo-, pero la tendencia es aturullarse tratando de asimilarlo todo de una manera precipitada, cuando a fin de cuentas, solo manejamos nuestra propia manera de ver las cosas. Practicamos una “atención mercantilista”, discriminando entre limitadas perspectivas, arrastrando nuestros propios intereses o eligiendo "el mejor momento"… cuando quizá solo se trate de estar en el instante que toca.
Y claro, sufrimos.

La pieza que aquí se oye, “Ask me now”, la grabó Thelonious Monk en 1959, un estándar de jazz de obligada audición. Cuando Jon Hendricks le puso letra, se convirtió en “How I wish” y fue interpretada por las más grandes del jazz, entre ellas Carmen McRae.


Thelonious Monk (p), Thad Jones (cor), Charlie Rouse (ts), Sam Jones (b), Art Taylor (d).


Carmen McRae (v), Clifford Jordan (ts), Eric Gunnison (p), Geoge Mraz (b), Al Foster (d).

Once you said you loved me
Una vez dijiste que me amabas
placed no one above me,
que a nadie colocarías por encima de mi,
Prayed for me to make that vow
mientras rezabas para formular aquella promesa
what dumb thing did I say
qué de tonterias dije
so busy being blasé
tan ocupado en ser displicente.
How I wish you'd ask me now.
¡Cómo deseo que me preguntaras ahora!

I was vain and blind then
Por aquel entonces mi vanidad me cegaba
prone to be unkind then
propenso a ser poco amable
wish they'd turn back time somehow
si de algún modo volviera aquél tiempo
then I was audacious
en el que yo era un insolente
I ignored what was precious
e ignoraba lo que era hermoso.
How I wish you'd ask me now
¡Cómo deseo que me preguntaras ahora!

I thought then I'd always be
Pensé que yo siempre sería
all footloose and fancy free
un despreocupado espíritu libre
how could I have been so blind
Como pude haber estado tan ciego,
what I once made light of
una vez hecha la luz,
turned out to be true love
resultó ser amor verdadero.

Once my ego ruled me
Una vez mi ego me condenó,
flattered me and fooled me
me halagó y me confundió
more times than the laws allow
más veces de lo que las leyes permiten.
you asked me could I care
Me preguntabas si podía atender
my attention was elsewhere
y mi atención estaba en otra parte
how I wish you'd ask me now
¡Cómo deseo que me preguntaras ahora!

viernes, 29 de mayo de 2009

ANIMAL TOTÉMICO.

No es que me sienta identificado con su aspecto o me vea reflejado en sus costumbres, simplemente es que de cuando en vez, sale a mi encuentro.
Durante esta primavera la he vuelto a ver en varias ocasiones, casi siempre mientras recorro la distancia que separa el lugar donde habito y los lugares donde me muevo. Suele aparecer cuando mas ensimismado estoy, inmerso en el giro que va desde lo que he vivido a lo que intuyo que será mañana, pero lo distinto de esta vez ha sido verla tan majestuosa sobre el poste de una alambrada, sobre un verde campo cubierto de flores rojas, blancas y amarillas.
Y lo más extraño aún, por un momento me ha parecido que era yo lo que miraba.

martes, 26 de mayo de 2009

DECÍAMOS AYER.

Después de acabar mi segundo año de carrera, estaba lejos de saber que durante aquel verano me vería impartiendo clases particulares a mis primos más chicos. Ocioso universitario -como era- y con el pensamiento puesto en la vida nocturna -como lo tenía-, me costaba la misma vida cumplir con el compromiso de levantarme cada mañana, para hacer que aquellos púberes hicieran las tareas que ideaba sobre la marcha. Y cada día lo mismo: mi madre o mi hermana avisándome -con voces que siempre me parecían estridentes-, de que los chiquillos estaban esperando.
- “Anda nene que ya están aquí el Alfonsito y la Manolita”.
En la familia era habitual emplear diminutivos para distinguir unos primos de otros -ellos obviamente eran los más chicos-… y bueno, el artículo delante del nombre es sabido que es práctica común según que lar y/o ralea.
Para tan inocentes miradas ya era una excentricidad por mi parte que me hiciera esperar, pero el “remate del tomate” llegaba cuando hacía mi entrada triunfal en la salita donde me esperaban, luciendo la chilaba que ese año me habia regalado una amiga -que se había echado un novio marroquí-, con los pelos de punta -¡ahhh, aquel tiempo en el uno todavía tenia pelo!”- y desperezándome con todas las ganas.
Para evitarme el discursito de turno sobre mis prácticas nocturnas con el que cada día me agasajaba mi madre, la despachaba pronto, con disimulo, pidiéndole que me preparara el café de achicoria acostumbrado, donde mojaría la acostumbrada torta de aceite que desayunaba cada mañana. Mientras, trataba de crear el ambiente donde poder ganarme a los chiquillos, cuya instrucción me habían encomendado.
- ¿A que hora te acostaste ayer, primo? -preguntaban con la misma medida de complicidad y curiosidad-.
- A las tantas,...-respondía para evitar la escabrosidad del tema-. ¡Venga, vamos!... ¿Hace un incienso?...
- ¡Siii!... -respondían a la vez, como si verdaderamente estuvieran en la escuela-.
- Vale, pero que no se entere... “Doña Tecla”. -les decía en un susurro, rebautizando divertidamente a mi madre, señalando con un gesto la cocina y despertando en ellos una luminosa sonrisa-.
- ¿Vas a poner música hoy, primo? -siempre empezaban o acababan sus frases con ese tratamiento-.
- Digo,… ¡Eso está hecho!
A mi madre ni le gustaba que trasnochara, ni mi chilaba, ni mi música, ni mucho menos que quemara incienso, pero a ellos les encantaba todo lo nuevo que podía ofrecerles y todo lo mío les resultaba de lo mas exótico. Para cuando llegaba “Doña Tecla” con el “café malo” -como lo llamaba ella-, ya sonaba tenue la música de Michael Nyman, Wim Mertens, Benito Lertxundi o cualquier otro minimalista, -era lo que tocaba en aquella época- y en el aire se adivinaba un tufillo a sándalo de lo mas agradable. Los niños la miraban de reojo para ver si se percataba de la jugada y en el momento que reaccionaba, se meaban de la risa.
- ¡Ya estás quemando guarrerías! -clamaba-. No se que se figuraba,... o a decir verdad quizá sí, pero me costaba creer que su fantasía llegara a tanto.
Con el tiempo, mis primos han perdido el diminutivo -al menos en parte, él es ya “Alfonso”, pero ella siempre será “Manoli”- y aunque ya sean adultos, me resulta inevitable verlos como los niños que entones fueron.
Para el siguiente verano, mi madre se deshizo de la chilaba haciéndome creer que me la había llevado en alguno de mis viajes y aunque hoy día siga quemando incienso y la música siempre esté presente en mi casa, hay ratos en los que creo que me echo de menos a mi mismo, sobre todo cuando la casualidad quiere que encuentre a mi primo para recordarme aquél verano.

miércoles, 15 de abril de 2009

ADIÓS. (Devaneo veintidós).

"Todo es transitorio". Buda.

Me veo en la distancia moviendo ligeramente la mano por encima de mi cabeza cuando todavía, resuena en mi mente el estrépito de la carambola que me puso en el camino que ahora transito. Sacudiendo mi mano como si con eso pudiera desprenderme del ruido, digo adiós.


Escena "Seda" de François Girard. 2007.

sábado, 11 de abril de 2009

A CONTRAMANO.

En el año en que este servidor viera la luz por primera vez, lo hizo también este poema de Jaime Gil de Biedma, recogido en "Poemas póstumos" y conocido como "Contra Gil de Biedma".

De qué sirve, quisiera yo saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación -y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?

Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!

domingo, 5 de abril de 2009

MAÑANAS PRIMAVERALES.

A veces, un saludo sabe a poco. Tu mirada remolonea entonces en los gestos de una cara agradable para quedar presa al fin, en unos ojos que miran con la misma curiosidad que los tuyos. Sólo aciertas a sonreír cuando te descubres perdido en un laberinto de emociones y mientras buscas la palabra que rompa el hechizo, esa efímera sonrisa tuya se desploma al verse reflejada en esos ojos llenos de brillo.
Las mañanas de primavera tienen estas cosas.

POLLITO DE CALIFORNIA - "Por la mañana". 2003.

Por la mañana, te vi pasar
y tú me miraste a mi.
El sol brillaba en tus ojos
y yo, temblando no se que sentí.

Y los recuerdos de la alegría del amor,
“me se” compensan con lo que queda de dolor
y recuerdo, pues el día que, que yo te vi
por primera vez…

alo lolá, alo lolá,
alo lolalo lolalo lá,…

martes, 31 de marzo de 2009

VENTANA SUR (XV).

Mirar a lo lejos, para ver lo verdaderamente cercano.

jueves, 26 de marzo de 2009

CHAN,... CHAN.

"...al fin la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas,
esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón...
...por eso muchacha no partas ahora soñando el regreso
que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo".
"Canción de las simples cosas" de A. Tejada y J. C. Isella.

De la misma manera que de vez en cuando nos besa en la boca, también la vida puede sentarnos de culo de un revés y sin saber como ni porqué, nos descubrimos “chupando un palo sobre una calabaza” -que diría aquél-, sintiendo la desazón del bolero más nostálgico, la seguiriya más amarga o el tango más pasional.
De cualquier forma, somos nosotros quienes elegimos el momento de acabar con la “cantinela” -da igual si es con un “chan,… chan” o con un “chim, pum”-, el caso es poder recuperar el deleite de esas cosas simples que llenan la vida.


Escena "El hijo de la Novia" de Juan José Campanella. 2000.

lunes, 23 de marzo de 2009

DEVANEO. Veintiuno.

El corazón es un músculo que si no se "mueve", se endurece.
Se lo hago saber a dos hermanos gemelos para ayudarles a gestar el beso que darán a su madre enferma -de ese mal que todos padecen aún no siendo el paciente y que a todos priva de ser dueños de si mismos-.
Sus sonrisas revelan que no les costará probar.

miércoles, 18 de marzo de 2009

DESUELLO.

La segunda etapa de mi Educación General Básica, estuvo marcada por mi amistad con Pedro. Aunque en clase nos sentábamos por separado, cada día nos esperábamos para compartir el trayecto de ida y vuelta al colegio. Nos pirrábamos por hacer el camino pateando todas las piedras que nos salían al paso o pintando en los zócalos de cemento, los dibujos más obscenos que sabíamos pintar a esa edad, con las tizas que birlábamos en los cambios de clase. Las tardes y fines de semana, recorríamos las calles con su desvencijada bicicleta, -él pedaleando y yo, sentado de media anqueta en la barra-, maquinando que hacer con nuestro tiempo libre.
Pedro, entrando en carnes él y siempre con una sonrisa en los labios, vivía en los aledaños del barrio, en una casa que marcaba el inicio del camino de “El Cerro”, un carril de tierra -hoy asfaltado-, que otrora utilizaran los romeros para ir al Santuario de la Virgen de la Cabeza. De planta baja, tenía un pequeño porche desde donde podía contemplarse toda la extensión de la huerta que trabajaba su padre -y para lo que tantas veces sería requerido mi amigo-. Le encantaba contar como propia la situación que narraba un chiste donde un padre y un hijo labran juntos la tierra con una mula, cuando en plena labor se oye un sonoro pedo, el padre pregunta al hijo que quién había sido, si él o la mula, cuando el hijo reconoce avergonzado su falta, el padre responde con sorna: “ya me parecía muy grande para la mula”… Nos moríamos de la risa.
Cierta vez, fui a buscarlo a casa. Cuando pregunté por él, su madre me dijo que lo encontraría en la casita que tenían al otro lado de la huerta -y que utilizaban como almacén de los aperos del campo-, explicándome que le había encargado ayudar a su hermano a matar y desollar el conejo que mas tarde emplearía en alguno de sus guisos. Yo sabía que cuando su hermano mayor andaba cerca, tenía muchas papeletas de acabar como victima de sus chanzas, pero la curiosidad por ver lo que hacían me resultó tremendamente atractiva, además, la invitación de la madre para que fuera a acompañarlos, fue determinante para ir a ver.
Conforme hacía el trecho del camino de “El Cerro” que transcurría paralelo a la huerta y que me llevaría hasta ellos, recordaba las veces que salí escaldado estando los dos juntos. Se les podía ver a lo lejos trajinando de aquí para allá junto a la higuera cercana a la alberca. Cuando llegué a su altura descubrí a mi amigo sujetando sonriente a un despreocupado conejo por los cuartos traseros, mientras su hermano ataba un trozo de cuerda de pita en una de las ramas de la higuera. Una vez atada la cuerda, apartó a su hermano con un persuasorio “¡deja!” y se hizo cargo del gazapo. Sin protocolo alguno y en un santiamén, acabó con la vida de aquel bicho con un par de pescozones y lo dejó colgando de una pata en la higuera.
- ¿Ya está muerto? -pregunté por lo bajini a mi amigo-
- Ya. -sonrió Pedro-.
Mientras el hermano daba estratégicos cortes en el cuerpo suspendido del animal, me invitaba a acercarme para que no perdiera detalle. Cuando estuve cerca, sin ninguna explicación, tiró de la piel del conejo hacia abajo apartando la cara con un gesto de grima. El aire alrededor se enrareció tanto que me sobrevino una arcada. Mi amigo, que disimuladamente se había apartado con la mano en la nariz, convirtió su sonrisa en una sonora risotada, a la que no tardó en unirse su hermano.
- ¿¡Qué t’ha pasaooo!? -reían jocosos-
El hedor que desprendió el animal al ser desollado, me resultó tan repugnante que acabé vomitando en el arriate de la parra sembrada junto a la puerta de la casita. A cada arcada que daba, la mofa de los hermanos crecía y crecía, casi acabando en el suelo revolcados de la risa.
Los dejé riendo a mandíbula batiente mientras gritaban divertidos mi nombre y salí de allí mareado, sintiendo más que la burla, no haber tenido la mano de mi madre en mi frente como cada vez que vomitaba. Cuando llegué a casa, no pude ocultar mi desazón y le dije que había vomitado.
- Si es que no paras… -dijo, seguramente pensando que venía de corretear las calles con Pedro-... anda, siéntate ahí y no te muevas. -me recomendó con un tono entre la severidad y la dulzura-.
Luego me ofreció una infusión de manzanilla.

Imagen: "Conejo desollado" de Antonio López. 1972.

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Para el que sabe ver todo es transitorio