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viernes, 26 de junio de 2009

HASTA LA LOCURA Y MÁS ALLÁ.

“Dejarse llevar” no deja de ser esa concesión que hacemos a las circunstancias que nos rodean para, en el mejor de los casos, tomar medida de lo que somos y en el peor de ellos, vivir la angustia de sentirse a la deriva. Y así, a la deriva, redescubrimos las lindes de nuestro empuje, de nuestro aguante, nuestras debilidades y fortalezas, mientras damos -conscientes o no-, una oportunidad al conocimiento -si no al propio, al menos al ajeno-.
Durante mi tercer año de instituto, mientras que en clase trataba de captar el mágico semblante de Monse en un formato A3, ella en los pasillos me invitaba a escuchar la música de “Psychedelic Furs”, “The Church”, “Echo & the Bunnymen” o “Carmina Burana”.

CARMINA BURANA - "El Telar de la Locura". 1985.

La Historia sigue adelante, pese a que alguien trata de cambiar el pasado
para crear un nuevo presente sin pensar en el futuro.
Un papel de fumar entre mis manos lucha por enrollarse sobre sí mismo,
la gente pugna en la calle por algo que jamás conseguirá,
mientras otros gritan desde las alturas, fingiendo luchar por algo
que no tiene oposición válida posible.

La estructura del poder convierte a los gobernados
en esclavos de su propia locura.
Alguien salió a pescar al mar abierto,
pero el gran océano no quería que nadie comiera de sus frutos
,
así que llamó a su aliado el viento que organizó las maniobras
para que rayos y agua cayeran sobre el pescador
y pudiera ser engullido por ese dragón que era el mar,
razón tenía Nietzsche al darle el nombre de Deber.

Pero el espíritu al fin podrá ser libre,
si es que siquiera puede ser.
Tomando una caña en la barra de un bar
el filósofo piensa si es realmente necesaria su presencia
en la clandestinidad de unas ideas no proclamables.
Piensa que es incluso inútil y ésa es
una buena razón para proclamarlas.
Y grita y se deja oír y es oído e incluso unos pocos le escuchan
y le siguen y caminan con él y derriban y se extienden y creen,
y actúan y triunfan y consiguen que el filósofo
se encierre en un oscuro bar a beber una cerveza en copón de oro.
Pero vuelve a pensar y entre sus manos se deshace el copón
y se inclina sobre la barra y llora, llora.

Luego se levanta, grita y convierte las mismas ideas en nuevos discursos,
iguales a aquellos que una vez lanzara a quien quisiera escucharlos.
Aunque un momento no se pueda describir con movimientos,
aunque un ciego nunca pueda conocer el color ni aun con ayuda,
nada hay realmente imposible para la gran mandíbula de acero.
Podrá decir con gestos a un sordo lo que significa un instante,
podrá contar a quien no pueda verlo cómo es el arco iris.
Y si no lo consigue lo dará por hecho
y el sordo y el ciego deberán asentir
a lo que el dragón brillante diga.
Pero alguien intentará pensar entonces en el futuro
y quizás pueda acabar con el dragón
porque la Historia no puede detenerse,
debe seguir su camino con o sin compañeros de viaje.

Imagen: "La Nave de los locos" de El Bosco. Hacia 1504.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias otra vez! Siempre un placer encontrarte de nuevo-

Anónimo dijo...

Tambien se puede expresar los sentimientos de una manera mas sencilla, http://www.youtube.com/watch?v=esCGeqUx5IQ.Un beso

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Para el que sabe ver todo es transitorio