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martes, 4 de agosto de 2009

LA AVENTURA DE VIVIR.

Durante el verano previo al conato de convertirme en músico, fueron muchas las tardes en las que clandestinamente disfruté de la lectura propia de mi edad o sencillamente de toda la que a esa edad me seducía, -“Astérix y Obélix”, “Las aventuras de Tintín”, los mundos maravillosos de “Alicia”, Julio Verne o Michael Ende,… “El libro Guinness de los Records”, :P... en fin…-, pero sobre todo, Tintín.
En aquellos días, mi hermana ejercitaba su solfeo en la planta de arriba de la biblioteca, mientras que yo, tratando siempre de evitar la encerrona que más tarde llegaría, me colaba en la planta baja sin que ella lo supiera, para dar rienda suelta a mis lecturas favoritas. Cada tarde la seguía en la distancia para poder entrar de manera subrepticia en el edificio, justo después de que ella lo hiciera y luego salir del mismo modo, antes de que ella se marchara.
Resultaba una verdadera aventura acechar a mi hermana, imaginando que "por arte de birlibirloque", era alguno de aquellos espías que aparecían en las historias que cada tarde devoraba. Los jardines eran selvas donde acechaban infinidad de peligros y en cualquier callejón se cernía la amenaza de la fatal emboscada que tendería ese ficticio enemigo, facilmente reconocible en las caras nuevas que me salían al paso…
Mi abstracción al vivir lo que imaginaba era tal que más de una vez me ruboricé o se me erizó el vello al sentirme descubierto. Ahora todavía sigo sorprendiéndome de lo mucho que tiene de aventura el simple hecho de vivir.

2 comentarios:

edmundo serna ruz dijo...

la aventura es ese pespunte invisible que los chiquillos llevabamos puesto y que nuestras madres no atinaban a desirvanar. nos hacia arratrarnos por selvas...
te sigo y hasta he creido verte escondido bajo la escalera de la biblioteca.
la aventura de leerte hace mas humano el hecho de vivir.
salud, aun desde baria, pirateando red (esto tambien es una aventura)

Manolo Merino dijo...

Edmundo,
amigo, jamás había leido manera tan bella de describir esa efervescencia aventurera que todo chiquillo hemos llevado prendida, no se si de las rodilleras o vete tu a saber donde.
... y sí, lástima que ya no podamos saber si participaste de aquellas aventuras, siquiera de extra.

Salud.

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Para el que sabe ver todo es transitorio