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lunes, 17 de julio de 2006

"LOVE SUPREME"

Fue en Navidad cuando Mila se presentó, la tarde que quedamos en el pueblo, con el encargo que le habia hecho unas semanas atrás: El magnifico disco "A Love Supreme" de John Coltrane (Edición de Luxe). No esperé, enseguida lo coloqué en el "magnetofón" y le dí al "Play".
Me lo entregó en la "Cochera de su hermano", un antro, donde quedábamos para beber y fumar a destajo y cuando las bromas dejaban de atropellar la conversación, preguntarnos como estábamos.
La mayoria de las veces daba tiempo a eso, solo a preguntar, porque mientras el entrevistado se detenia un momento para tratar de encontrar las palabras precisas que expresaran como se sentía o que le preocupaba, -tratando de evitar, por otra parte, cualquier juicio de valor erróneo-, aparecía una colleja (manera indiscutible de decirnos que nos apreciábamos), un "porrillo" (peta, trujal, McEndfly) justo en las narices al grito de -"¡que rule!" o la indiscreción inocente de una mirada demasiado cercana.
Por eso, ahora parece que, tendemos a obviar las palabras y comprender que los que nos atrevíamos a preguntarnos como estábamos en aquel entonces, estábamos -aún todavía- aquejados del mismo mal. Ese mal que, en ocasiones, tiene la forma de cansancio inexplicable, de dolor ilocalizable, ese mal que, adopta la forma de la ausencia de alguien que nos diga que lo hacemos bien, de la necesidad de querer poder hablar sin que nos juzguen.
Fue en ese instante, cuando Coltrane se afanaba en hacerse entender, cuando Jóse me propinó una colleja particularmente intencionada, cuando encontré la mirada de Mila con una ternura infinita: - "No pega, ¿no?". Fue en aquel instante cuando comprendí que no era el momento de escuchar el disco. Puede que ahora lo sea.

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Para el que sabe ver todo es transitorio