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sábado, 23 de septiembre de 2006

AVATARES

Es curioso como hacemos depender nuestra felicidad de los avatares de la vida.

Esta semana, como dice mi compañera en Cambil, “ha sido infernal”.
Una semana frenética donde no he andado muy fino, quizá demasiado afectado por las eventualidades que han salido al paso: dificultades en el trabajo, asistencia a jornadas, estudio de un farragoso tema para la academia, gastos imprevistos, situaciones inesperadas,… y bueno, mi amiga la Abubilla no ha aparecido para serenarme.
Pero todo pasa y ayer, casi sin esperarlo, comenzaron a resolverse las contingencias que me han tenido inquieto y crispado durante estos días.
Para empezar por la mañana conseguí dar con la tecla para que el calentador no siguiera dando el agua fría; luego, gracias al diálogo, se resolvió un escabroso asunto laboral que me atenazaba desde el lunes; pude conseguir un código que me pedía la radio del coche después de cambiarle la batería, dando fin a los viajes monótonos; logré recoger yo mismo un pedido de libros que esperaba desde hacia dos semanas, y gracias a que adelanté el trabajo que por la tarde iba a realizar en la academia, no solo pude comer, -gracias también a Juanma y su arroz con menestra-, sino que salí airoso en la lectura del tema que tocaba de estas fastidiosas oposiciones.
Al final del día pude relajarme y contemplar que si no hubiera ido tan acelerado, la semana habría acabado igual de bien.
Bueno, a ver que es lo siguiente, que aquí estoy.
Imagen: El Alavés baja a Segunda División.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Malegro de que las cosas rueden y de que hayas vuelto. Me estoy empicando yo a tus relatos...
Un beso grande

Manolo Merino dijo...

Un saludo, un beso,... esas son las "pequeñas" cosas que nos hacen continuar. Gracias.

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Para el que sabe ver todo es transitorio