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jueves, 10 de abril de 2008

SER FELIZ.

Decidido, desde hoy, este será un lugar más donde puedan leerse los "Momentos Felices" de Gabriel Celaya. Se publicaron por primera vez en "De Claro en claro" (1956).

Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
—el pitillo en los labios, el alma disponible—
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro —sé que todo es fiado—,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es la felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte».
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

6 comentarios:

Anónimo dijo...

A.Mi.Go. Gracias. Hace mucho tiempo que no he pasado por tu puerta y me alegro de que hoy, cuando decidi abrir tus paginas otra vez, pues-que regalo. Quizas quieres saber en donde estoy... todavia sigo viviendo al lado del mar Pacifico, pero mas hacia el norte..hace mas frio, hay mas viento, y puedo acostarme con una vista hacia las estrellas cada noche..cosa que nunca podia hacer en el Sur de CA. El silencio es amigo mio aqui, ademas que el color verde, el llanto del buzo, y el suspiro del ciervo. Espero que sepas que si, todas esas cosas son la felicidad.

Isabel dijo...

Maravilloso poema;esos momentos en suma,son la felicidad,ciertamente...
Un saludo,deseándote muchos momentos así.:-)

Carito dijo...

Leyendo esto me acabo de dar cuenta que he sobrestimado la felicidad! ojalá la pueda sentir alguna vez tan cotidiana...
Un abrazo

Manolo Merino dijo...

Anónimo,
Hola amiga, nice to read you.
Pareciera que te has mudado a un "bosque encantado". :)
Espero que disfrutes de muchos momentos felices ahí donde te encuentres.
Abrazo.

Isabel,
Espero que su lectura haya supuesto uno de esos momentos.
Abrazo.

Carito,
La felicidad está mas cerca de lo que muchas veces suponemos.
Que tengas una Feliz cotidianidad o si lo prefieres, una felicidad cotidiana.
Abrazo.

PATY dijo...

Comienzo antes si quiera de saludar retomando parte de este poema publicado.....

"Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?"


La felicidad? ... Se da d emuchas maneras e intensidades diferentes.... me gusta especialmente aquellas veces en que me siento feliz por una hora, por cualquier insignificante cosa que me haya podido suceder... y siento que soy la REINA DEL MAMBO y voy y vengo y me muevo con soltura y ágil..porque soy FELIZ y a veces me inunda de una manera tal que quiero que dure para siempre....
pero como todas las cosas buenas.... se dan en determinadas circunstancias...

ME HA ENCANTADO TU BLOG, ME ENCANTA LO QUE ESCRIBES...
HE LLEGADO AQUI UN POCO POR CASUALIDAD OTRO POCO POR CURIOSIDAD....

Un saludito Feliz...

Paty

Manolo Merino dijo...

Muchos momentos felices y bienvenida.
un saludo.

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Para el que sabe ver todo es transitorio